Sara ha adquirido un nuevo estatus mental, de repente le apetece hacer cosas que antes no le gustaban, vamos que ni siquiera conocía. Siente impulsos irrefrenables de jugar a juegos de azar, o como en este caso jugar un buen mus con los vejetes de la residencia de ancianos. Parece que entre su pareja de juego y ella además de buena mano de cartas ha nacido una buena amistad.